jueves, 18 de octubre de 2007

Aquel país


Aquel país tiene muchas cosas que le gustan. Una de ellas no la ha encontrado nunca en ningún sitio por él conocido. Tampoco es que conozca demasiados, pero sí los suficientes como para empezar a hacer distinciones. Cuando viajamos vemos cosas, y cada uno elige sin querer, qué es en lo que quiere fijarse. A él le gusta, más que los paisajes o los edificios, observar a sus gentes. En ese país las miradas te persiguen. Son tan penetrantes que aunque no quieras verlas las notas. En ese país las miradas hacen que sientas la piel. Si lo recorrieras de norte a sur, podrías trazar una línea continua con las miradas que te han perseguido. Aun siendo un lugar poco habitado, siempre hay alguien que te mira. El hecho de que lo observen siempre le ha incomodado, pero esos ojos son tan francos, penetrantes y profundos, que no le importa. En su país viven gentes de ese lugar del que estamos hablando. Sus compatriotas se sienten incomodados por esas miradas. Desde aquí él invita a todos, a que sientan esas miradas en el origen, donde en realidad se producen y cobran todo su significado. También le gustan los olores, antiguos y puros. Nada que ver con el olor de las tiendas del "soap no se que" que interrumpen el olor a contaminación de nuestras ciudades. Pero seguiremos con las miradas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

18 de octubre de 2.007... demasiado tiempo!!!

Me encanta como escribes, por qué no sigues???

Ahora ya eres una "funcionaria de ...", que te impide parecerte al "superhombre" del que hablabas en tu primera entrada?

¡¡NADA!!