jueves, 20 de noviembre de 2008

Ojalá salgas pronto del mundo sepia


Me tocaba ir a uno de esos colegios. Como todos los meses,voy puntual a la cita. Cuando cruzo la puerta, se me nubla la vista y veo todo de color sepia, con los bordes gastados, en antiguo. Entonces empieza todo. Las profesoras de mediana edad y jersey de cuello vuelto andan con pequeños pasos al lado mio. Casi todas llevan el pelo tirando a corito, nada de maquillaje. Gracias a una compañera del colegio consigo llegar al chaval o a la chavala que tengo que ver ese dia. Me guía por esos pasillos que son muy largos, siempre me pierdo. La compañera o el niño me hacen de lazarillos. Hoy tengo que trabajar con un niño de doce años. Hay que romper el hielo, asi que empiezo a decir chorradas. Una sonrisa, dos sonrisas...Esa era la señal que estaba esperando, ahora si que podemos empezar a trabajar. Está tranquilo. El momento del inicio es muy delicado. Hay que cuidarlo mucho con los más chiquitines, sino la próxima vez que te ven salen pitando en dirección contraria. Asi son ellos, claros y rotundos. Con los más mayores también porque ya se empiezan a preguntar muchas cosas, y hay que tratarles con el debido respeto. Mientras él hace las actividades que le planteo me pongo a mirar la clase. Los pupitres no tienen menos de cincuenta años, estaban allí con el "Franco a muerto" y seguirán allí cuando salga un presidente norteamericano negro. Las cajoneras están pulcramente ordenadas. Los babys de rayas azules están colocados en unas perchas en las que aparecen unos números. Son los mismos números que les asignaron cuando empezaron a ir al cole a los tres años. En las clases de infantil he visto en otras ocasiones como les repartían los libros. Decían los números y les tiraban los libros al suelo. Esas maestras altas como torres. Los niños se agachaban a recogerlos. Nada de nombre ni fotos, que aquí no estamos para aguantar heterogeneidades. Continuando con la inspección visual veo un mural que se llama "dame la luz". Es como una especie de petición de cada chaval. Las leo todas y en realidad solo hay tres tipos de mensajes "dame la luz para ser obediente" "dame la luz para ser sevicial" "dame la luz para ser trabajador". Espero que el que les de la luz se acuerde de darles algo mas, sino estos niños se convertirán en hormiguitas. Qué decir del reloj blanco de flores, supongo rosas y su fuerte "tic" "tac". La fotografía de la misionera tampoco tiene desperdicio. No podía faltar el crucifijo de hueso. Sigo con el chaval. ¿y tu que quieres ser de mayor? ¿yooooo? (duda, parece que nadie en el cole le había hecho esta pregunta). Yo quiero ser diseñador de moda. Como Dolce y Gabana, o Vitorio y Luccino. De repente, me acuerdo. Vuelvo a ver todo de colores. En EEUU hay un presidente negro. Hemos terminado. Me "lazarillea" hasta la salida. Los dos nos despedimos pensativos, con semblante triste. Me dan ganas de cogerle de la mano y llevármelo corriendo.

4 comentarios:

E-vitalis dijo...

Quiero un libro tuyo!!!
Besotes ;)

Anónimo dijo...

me gusta eso de lazarillear...

tengotres33 dijo...

Guapooooss, venid a vernos, y nos damos un garbeo por la península....

Laura Pernía Cué dijo...

¡Maravilloso!¡¡¡Sigue, sigue, sigueeeeeee!!!!